Śrīla Bhakti Rakṣak Śrīdhar Dev-Goswāmī Mahārāj describe los ideales para edificación de la gente de este mundo, los cuales fueron mostrados por Sītā Devī.

Las Apariciones de Sītā Devī y Rādhārāṇī son similares. Rāma, Kṛṣṇa y muchos otros [Avatares] vinieron en una forma como la humana. Ellas aparecieron de un padre y una madre, aunque Sītā Devī no provino del vientre de una madre. Cuando Rajarṣi Janaka estaba arando, súbitamente halló a Sītā Devī en la punta de su arado, como si Ella hubiera salido de la tierra. Él rey Janaka de inmediato la presentó a sus propios padres y la ofreció a su reina [su esposa]. Sītā Devī creció en el reino de Janaka y más tarde fue entregada a las manos de Rāmachandra.

Cuando llegó el momento de la coronación de Rāmachandra sucedió una catástrofe. Kaikeyi se acercó a Daśarath, y debido a que Daśarath quiso cumplir con un compromiso que tuvo con ella, Rāmachandra tuvo que salir y vivir en el bosque justo cuando estaba por ocupar el trono. Sītā Devī siguió a Rāmachandra, y Ellos tuvieron que pasar catorce años en el bosque. Habían pasado trece años en el destierro cuando Rāvaṇa se llevó a Sītā, a Laṅkā, donde Ella pasó un año, cautiva. Después, hubo una batalla. Rāvaṇa y todos sus seguidores fueron aniquilados, y Sītā Devī fue llevada de regreso a Ayodhyā.
Hay muchas cosas que tenemos que entender apropiadamente. ¿Cómo es que Sītā Devī pudo ser llevada a la fuerza por un demonio? Ella es Lakṣmī. Ella es la amada de Rāmachandra. Así que, ¿cómo fue eso posible? Su existencia es transcendental. Mahāprabhu explica esto:

sparśibāra kārya āchuka, nā pāya darśana
sītāra ākṛti-māyā harila rāvaṇa
(Śrī Chaitanya-charitāmṛta: Madhya-līlā, 9.192)

«Un demonio no puede ver la sustancia trascendental, ¿qué decir de poder robar o llevarse por la fuerza a Sītā?»

Todo eso fue una patraña, un mera demostración, una obra de teatro, podemos decir. Solo para enseñar al público, a los súbditos, Rāmachandra tuvo que actuar de esa manera con Sītā. Aquí hay muchas cosas que aprender.

Rāmachandra fue sumamente sobrio, considerado, indiferente, valiente; sin embargo, Su amor y afecto por Sītā es tan maravilloso que Él empezó a llorar como un niño día y noche, por meses y meses. Con todo, después de que Rāvaṇa fue aniquilado y Sītā fue traída ante Rāmachandra, ocurrió un peculiar cambio. Rāmachandra dijo: «No la puedo llevar de regreso. Ella vivió por un largo tiempo en las garras de Rāvaṇa. No puedo aceptarla. Para mostrar que no soy un cobarde, y para darle una lección a Rāvaṇa, quien se robó a Sītā, tuve que pelear. Ahora he terminado mi deber, pero no puedo aceptar a Sītā. Debe ponérsele una prueba. En bien del público, Ella tiene que pasar un examen de Su castidad». Rāmachandra tomó esa postura. Sus seguidores empezaron a llorar y a gritar: «¡Qué crueldad para con nuestra madre!» Especialmente, Hanumān se enojó. En cualquier caso, allí estaba la instrucción del Absoluto. Se encendió un fuego y Sītā Devī entró en él. Cuando el fuego se apagó Sītā Devī todavía estaba intacta. Ningún daño o lesión fue visto en Su cuerpo. La gente quedó asombrada al ver eso. Entonces, Sītā fue aceptada por Rāma.

Tras catorce años Rāmachandra regresó y ocupó el trono. En Ayodhyā, Rāmachandra tenía espías. Rāja paśyanti karṇabhyāṁ: los reyes pueden ver con sus oídos, no con sus ojos. Charita paśyanti, ellos ven a través de sus agentes espías. Un día vino un agente espía, y Rāmachandra le preguntó?: «¿Qué pasa? ¿Cómo van las cosas en la región?» El agente espía contestó: «Es difícil decirlo. Hoy, he escuchado las peores noticias». Rāmachandra dijo: «No temas. ¡Dilo!» Entonces el agente espía dijo: «Miré una riña, entre esposa y esposo, de una ordinaria familia de lavanderos. El lavandero le dijo a su esposa: “Yo no te voy a mantener. Has pasado la noche en la casa de alguien más, de modo que no te voy a mantener. Ese Rāma, dominado por su mujer, puede aceptar y mantener a Sītā, quien vivió durante un año en la casa de Rāvaṇa, pero yo no voy a comportarme de ese modo. Rāma puede hacerlo, pero yo no lo haré”».

Tal fue el reporte que le dieron a Rāmachandra. Rāmachandra se puso muy serio. Él llamó a Lakṣmaṇ y le dijo: «Rāja prakṛti rañjanāt. La raíz del significado de rāja, rey, es rañjanāt. Esto significa que el deber del rey es satisfacer a los súbditos, a la gente. Así que, puesto que Yo soy el rey, no tengo independencia para pensar en Mi bien. Debo ser guiado por la voluntad de Mi pueblo. Ya que esa objeción ha surgido a causa de Mis prácticas y carácter, tengo que hacer algo al respecto. Por lo tanto, hermano Mío, Tú has hecho muchas cosas para Mí, sin una consideración de lo bueno y lo malo. Deseo dejar a Sītā. Te pido que vayas y la destierres en el bosque. Hace algunos días, Ella me propuso que deseaba visitar el tapovan de Vālmīki. Con ese pretexto, puedes llevarla y dejarla allí, en el bosque».

Lakṣmaṇ lo hizo así. Él se dirigió a Sītā. «Querías visitar el tapovan de Vālmīki. Rāmachandra me ha ordenado que te lleve allí».
Sītā no pudo comprender de inmediato que una catástrofe se acercaba. Más bien, Ella se sintió animada: «Sí, llévame».

Después de llevarla a ese bosque, Lakṣmaṇ empezó a derramar lágrimas debajo de un árbol. Sītā le preguntó: «Lakṣmaṇ, ¿porqué lloras?»
«Este es el hecho».
«Oh, ¿este es el hecho? Viniste a desterrarme en el bosque entre estos animales salvajes. Y, ¿es esta la decisión de Mi señor?»
«Sí, ¿pué puedo hacer? Esta es la instrucción. No soy independiente. No tengo nada de que decir. Solo estoy llevando a cabo la orden de Mi amo. Por favor, perdóname».
«Sí, ¿qué puedes hacer? Si te lo ha ordenado, entonces, por supuesto que no puedes sino obedecer eso».

En ese entonces Sītā estaba embarazada. Allí, en el tapovan estaba el ashram de Vālmīki Rishi. Quizás Lakṣmaṇ se retiró, y mientras Sītā estaba sentada debajo de un árbol, uno de los discípulos de Vālmīki llegó, la vio allí, y le avisó a Vālmīki. Vālmīki lo sabía todo, debido a que él ya había escrito el Rāmāyaṇa, los Pasatiempos de Rāma. Él había estado esperando ese día. Él vino y se llevó a Sītā con mucho afecto y adoración. Él la llevó a su cabaña y la trató como a una hija querida. Ella dio a luz a dos niños, Lava y Kuśa, quienes se criaron allí.

Mientras tanto, algunos ṛṣis propusieron un aśvamedha-yajña, y Rāmachandra aceptó eso, sin Sītā. Pero los ṛṣis dijeron: «Para llevar a cabo el sacrificio, existe la necesidad formal de que haya una reina a Tu lado».
Rāmachandra dijo: «No. No estoy preparado para aceptar a ninguna otra esposa. No me es posible».

Entonces, ¿qué hacer? Los ṛṣis se acercaron para pedir la ayuda de Rāmachandra: «Tú puedes construír una estatua de Sītā».
Se construyó una Sītā dorada, y tomaron esa estatua y la pusieron a Su izquierda. Rāmachandra llevó a cabo el sacrificio. Por supuesto, Sītā recibió las noticias de esto. Sītā pensó también que si Él iba a ejecutar un sacrificio tendría que casarse de nuevo. Pero cuando Ella escuchó que Él no iba a casarse por una segunda vez, que para la ceremonia de sacrificio Él había preparado una figura dorada de Ella, Sītā no pudo sino quedar conmovida por el afecto de Rāmachandra.

Posteriormente, hubo una pelea entre Rāma-Lakṣmaṇ y los hijos de Sītā: Lava y Kuśa. Los hijos fueron derrotados, y Vālmīki llegó e hizo las paces entre ellos. En ese entonces, Sītā fue ante Rāmachandra. Rāmachandra le pidió pasar otra prueba, otro examen, de Su castidad. Sītā se sintió mortificada. Finalmente, Ella llamó a Su madre, la Tierra: «Oh, Madre, no puedo tolerar repetidamente este insulto. Por favor, acéptame en tu regazo».
Se dice que la Tierra se abrió, y Sītā entró en ella. Viendo esto, Rāmachandra se precipitó en esa grita para traerla de vuelta, pero la grieta se cerró antes de que Rāmachandra pudiera hacerlo. Rāmachandra tuvo que regresar con las manos vacías. Por supuesto, Él lo sabía todo. Él era sobrio, grave y, por encima de todo, un rey. Él tenía que administrar, mirar por el bienestar del pueblo. Él regresó de nuevo a Su trono.
Sītā Devī, Lakṣmī Devī, vienen a mostrarnos ese ideal para nuestro beneficio. Casi toda Su vida estuvo llena de aflicción y de dolor, y Ella tuvo muchas cualidades: adherencia, afinidad, castidad, devoción, abnegación, etc. Las mujeres pueden sentirse orgullosas de ese ideal que Ella personifica. Ella es respetada por todos. El ideal de Sītā Devī es inmortal aquí en India. Se le ha honrado por eras. Ese profundo desinterés, ese afecto hacia Su esposo, esa afinidad y pureza, el cómo Ella mantuvo Su pureza bajo circunstancias adversas, todas estas cosas deben ser aprendidas de Ella, de Su ejemplo sin paralelo.

Rāmachandra es muy generoso y sublime. Eso es muy atractivo. Cautiva el corazón. Su abnegación es extrema. En respuesta a la crítica de un simple súbdito, un hombre ordinario entre miles y miles de hombres, Él hizo el sacrificio máximo. Su sacrificio es del grado máximo. Daśarāth tuvo miles de reinas, innumerables reinas, pero Rāmachandra solo tuvo una sola esposa. Y Él se comportó con Ella de esa manera tan implacable. Esto solo es posible para el Señor. Él lo hizo así para establecer un ejemplo aquí en la Tierra, de manera que no nos permitamos ser guiados o ser atraídos por los llamados ideales de la comodidad y el placer de este mundo material, los cuales son cosas muy mezquinas. La verdad se encuentra por encima de todo. Ese debe ser el ideal de nuestra vida: el servicio a la verdad. Debemos tratar de vivir la vida de un alma entregada con nuestros ojos fijos en la meta. Esa es la verdad. Viviremos una vida por la verdad, y no por ninguna cantidad de placer o comodidad que nos pueda proponer este plano. Este ideal nos ayuda a seleccionar nuestro sendero y nos muestra nuestro brillante futuro. Todo aquí es trivial. Debemos pisotear bajo nuestros pies todas las expectativas que nos propone este mundo material. La verdad es la verdad, y debemos aspirar a estar subordinados a la verdad, al ideal más elevado. Este mundo es nada. Debemos pisotear sobre él.

Esta inspiración la obtenemos del carácter y el ejemplo de Rāmachandra y Sītā Devī. Ello elevará el estándar de nuestra vida y nos suplirá energía para mostrarnos el ideal de manera sustancial. Debemos absorber energía de Su carácter a fin de perseguir nuestro ideal. No podemos calcular la inestimable bondad que absorbemos del carácter de Rāmachandra y Sītā Devī. De manera que, estamos infinitamente endeudados con Ellos. Que Ellos nos bendigan con Su buena voluntad y Su gracia de manera que sobrepasemos las tentaciones de este mundo [en el sendero] hacia la meta superior, la cual de algún modo vinimos a aceptar.
Gauraharibol.

(Tomado de la página en internet, «Gaudiya Darshan», del SCSMath)

Traducción: Jaibalai prabhu

 

 

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