śrī-caitanya-bhāgavata grantha śuddha-bhakti-mata
kahe sadāśrī-bhaktivinoda
nirantara pāṭha-phale kubuddhi yāibe ca’le
kṛṣṇa-preme labhibe pramoda

Śrī Bhaktivinoda siempre sostuvo que el Śrī Caitanya-bhāgavata describe el proceso del servicio devocional puro. Por estudiar constantemente este libro, la mentalidad pecaminosa es destruida para dar cabida al júbilo del amor extático por Krishna.

Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati

***

Todas las glorias a Sri Guru y Sri Gauranga

 Sri Chaitanya-bhagavata

de Srila Vrindavan Das Thakur

 

Sri Sri Guru Gaura Nityananda (Ekachakra Dham)

Adi-kanda
Capítulo  seis

Nimai empieza Sus estudios y hace travesuras

El Señor Gauranga, al igual que el pequeño Gopal Krishna, realizó Sus traviesos Pasatiempos de diversas maneras. Pronto, llegó el tiempo para Su educación formal.

Fijando un día y un momento propicios, Sri Misra, el bráhmana más excelso, colocó formalmente en la mano de su hijo la tiza para escribir.

Tras unos cuantos días, en medio de todos los amigos de Nimai, fue llevada a cabo la ceremonia sri chudakarana, en la que los jovencitos bráhmanas rasuran su cabeza y solo dejan una sikha. Luego, después de unos pocos días, la familia y los amigos observaron la ceremonia karna-vedha —cuando se agujeran los lóbulos—, que indicaba el tiempo de que Nimai empezara a escuchar los Vedas, lo cual también fue celebrado.

Todos quedaron asombrados de que, por verlas, Nimai escribiera inmediatamente todas las letras del alfabeto.

En dos o tres días, Nimai había aprendido todas las letras de conjunción y pasaba Su tiempo escribiendo los numerosos diferentes nombres de Krishna, tales como Rama, Krishna, Murari y Vanamali. Él estudiaba ávidamente y escribía día y noche.

Narayan, el Señor los planetas Vaikuntha, adoptó la apariencia del pequeño Nimai y estudió junto con los demás niños de Nadia. Solo las almas más afortunadas podían ver Sus maravillosos Pasatiempos.

Todo aquel que era sumamente afortunado en escuchar a Nimai quedaba arrobado solo por oír Su dulce recitación del alfabeto bengalí.

El Señor Gaurasundar realizaba Sus extraordinarios Pasatiempos; Él exigía cosas que eran imposibles de conseguir.

Si Nimai no podía agarrar el pájaro que veía volando en cielo, lloraba muy resentido y se tiraba al suelo.

A veces, Él pedía a gritos la luna y las estrellas del cielo y agitaba violentamente Sus brazos y piernas cuando le decían que no podía tenerlas.

En esas ocasiones, todos trataban de tranquilizar al niño. Jagannath Misra lo tomaría en sus brazos, pero el niño rehusaba tranquilizarse. «¡Dame! ¡Dame!», gritaría.

El único remedio para el llanto de Nimai era el kirtan de los Nombres del Señor Hari.

Todos palmearían con sus manos y cantarían: «¡Hari, Hari!» Solo entonces Nimai olvidaba Su aflicción y se quedaba tranquilo.

El constante canto de los Nombres del Señor Hari, para el placer de Nimai, transformaba la casa de Sri Jagannath Misra en la morada trascendental de Vaikuntha.

Un día, el Señor continuó llorando a pesar del fuerte canto del nombre de Hari.

Alguien dijo: «Mi querido Nimai, ven y baila primorosamente. Estamos cantando el nombre del Señor Hari».

Sin embargo, Nimai continuaba llorando y no escuchaba a nadie. «Dí, querido niño. ¿Por qué lloras tanto?», le preguntaron.

«Querido niño, dinos qué es lo quieres. Traeremos lo que gustes, simplemente deja de llorar».

El Señor contestó: «Si desean salvar mi vida, entonces, vayan pronto a las casas de los bráhmanas Jagadish Pandit y Hiranya Pandit.

»Me siento muy atraído al hogar de estos dos devotos puros. Si pudiera comer sus ofrendas, me sentiría saludable y tranquilo, y entonces me comportaría de manera normal».

La petición de Nimai era imposible. Lo que Él deseaba no era practicado entre los hombres, ni era sancionado por las Escrituras. Madre Sachi estaba angustiada.

A todos les provocaron risa Sus pueriles palabras y le prometieron que: «Te daremos lo que desees, niño, pero solo dejar de llorar».

Jagadish Pandit e Hiranya Pandit eran devotos Vaisnavas superiores y amigos inseparables de Sri Jagannath Misra.

Cuando ellos escucharon la petición de Nimai, se llenaron de alegría.

Los dos Vaisnavas bráhmanas dijeron: «Esta es una historia muy extraordinaria. Nunca vimos un niño tan inteligente. ¿Cómo pudo saber que hoy era Ekadasi y que ofrecimos una gran variedad de alimentos al Señor?

»Ahora comprendemos la exquisita belleza del niño, el Señor Gopal Krishna debe residir dentro de Él.

»El Señor Supremo, Narayan, actúa a través de este niño; sentado en Su corazón, el Señor incita a Nimai para que se exprese en forma maravillosa».

Los dos Vaisnavas bráhmanas decidieron entregarle todas las ofrendas a Nimai y, con gran gozo, las llevaron todas a Su casa.

«Come estas ofrendas que elaboramos para el Señor», le dijeron a Nimai. «Así se cumplirá nuestro deseo de satisfacer al Señor Krishna».

Solo por la misericordia de Krishna uno puede desarrollar la inteligencia espiritual para ejecutar servicio devocional; nadie, sino los sirvientes del Señor, posee esa inteligencia.

Solo por medio del servicio devocional se puede conocer al Señor Supremo, tal como es. Toda la manifestación cósmica ha emanado de los poros del vello de Su cuerpo.

Los eternos sirvientes del Señor, Jagadish e Hiranya Pandit, vieron a su entera satisfacción como el Señor Supremo, como un niño bráhmana, realizaba trascendentalmente Sus traviesos Pasatiempos.

El Señor recibió con felicidad las ofrendas de Sus devotos y probó un poco de cada preparación.

Sonriendo con placer, Nimai comió la ofrenda de Krishna y todos Sus inusuales caprichos le fueron cumplidos.

Todos en el hogar, cantaron: «¡Hari! ¡Hari!», y el Señor comió y bailó con el canto de Su propio nombre.

Nimai tiró algo de la comida en el suelo y algo fue untado en los demás miembros de la familia. De este modo, el Señor del universo, el controlador de las tres clases de miserias, llevó a cabo Sus Pasatiempos trascendentales.

La Suprema Personalidad de Dios, a quien se le describe en los Vedas y Puranas, jugó como un niño en el patio de Sachimata.

Conforme crecía, Nimai se absorbió completamente en el humor travieso de un niño, junto con los demás pequeños y traviesos hijos de los bráhmanas de Nabadwip.

Nadie podía frenarlo y vagaba libremente con Sus amigos.

Al encontrarse con otro niño, Nimai lo pondría en ridículo, y el niño devolvería la burla hasta que se producía una riña.

Nimai y Sus amigos siempre ganaban esas riñas debido a que Nimai era más fuerte; los oponentes inevitablemente se marchaban derrotados.

Cuán encantador lucía Nimai con Su cuerpo cubierto con polvo gris y manchado con gotas de la tinta negra de escribir.

Cada mediodía, después de terminar Sus estudios, Nimai y Sus amigos iban a bañarse en el Ganga, y se divertían entre ellos todo el rato.

Sumergiéndose en las aguas del Ganga, Nimai y Sus amigos se desafiaban el uno al otro por chapotear.

¿Quién podría describir la opulencia de Nadia en esos días? Cientos de personas se reunían en los lugares de baño del río.

Era imposible contar el número de las diversas personas que llegaban a esos lugares de baño. Renunciantes con vestidos de color azafrán, hombres de familia, pacíficos caballeros, niños, todos llegaban para bañarse.

El Señor realizó maravillosos juegos en el agua, junto con Sus amigos, a veces flotando en la corriente del Ganga.

Tomando como excusa los juegos en el agua, Nimai a menudo salpicaba con Sus divinos pies de loto a quienquiera que estuviera cerca de Él, y de ese modo derramaba Su Gracia sobre ellos.

La gente le advertía a Nimai no ser tan travieso, pero Él no prestaba atención, ni nadie podía atraparlo, ya que era el nadador más veloz.

Nimai forzaba a todos a bañarse varias veces pues los contaminaba al tocarlos después de que se bañaban o a veces por escupirles.

Incapaces de atrapar a Nimai para regañarlo, los enojados bráhmanas se acercaban furiosos a Su padre.

«Querido Misra, mi buen amigo», dijo un caballero. «Por favor, escucha bien. Vine para quejarme de la mala conducta de tu hijo. No nos permite realizar apropiadamente nuestras abluciones diarias en el Ganga». Otro hombre se quejó: «Él salpica agua sobre nosotros y perturba nuestra meditación».

«Además, Nimai nos dice: “¿En quién meditan? Solo mírenme a Mí. En este Kali-yuga Yo soy directamente el Señor Narayan Mismo”».

Todos llegaban con diferentes quejas. Un hombre dijo: «Robó mi Deidad Shiva-linga». Otro dijo: «Se fue corriendo con mi ropa». Otro más, reportó: «Yo estaba listo para adorar al Señor Visnu y había reunido todos los diferentes ingredientes en un sitio, como flores, pasto durva, sándalo y un asiento para el Señor Visnu. Cuando me fui a bañar, Nimai se sentó en el asiento del Señor Visnu, se comió la ofrenda y tiró todos los demás ingredientes.

»Luego, Nimai me dijo: “¿Por qué te sientes tan triste? El Mismo Señor que adoras se ha comido tu ofrenda”»

La gente continuaba quejándose. Un bráhmana dijo: «Yo me adentré en el agua para cantar mi gayatri-mantra y no sé de dónde llegó Nimai bajo el agua y me jaló de los pies». Otro, dijo: «Regularmente se lleva mis ropas y flores». Otro más, dijo: «Se roba mi Escritura Bhagavad-gita». Otro, con voz desesperada, agregó: «Mi hijo es muy pequeño. Nimai le pone agua en los oídos y lo hace llorar miserablemente». Alguien más denunció: «Se esconde tras mis espaldas y se sube sobre mis hombros, gritando: “Soy Mahesh”, y luego baja de un salto». Otro, se quejó: «Toma mi asiento para adorar y se come todas las ofrendas que preparé; luego, lleva a cabo la adoración del Señor Visnu. Arroja arena a cualquiera que haya terminado de bañarse, y con Él se juntan todos los demás chicos traviesos y maldosos. Una de Sus peores tretas es que mezcla las ropas de los hombres y las mujeres mientras se bañan, y cuando ellos van a vestirse, se sienten muy avergonzados».

»Querido Jagannath Misra, eres un caballero generoso y amigable, pero tengo que decirte que tu hijo Nimai hace esta clase de travesuras todos los días. Se queda en el agua más allá de las dos de la tarde molestando a todos los que vienen a bañarse. ¿Cómo esperas que su cuerpo esté bien?»

Mientras tanto, muchas jovencitas enojadas de la vecindad se acercaron a Sachidevi.

Ellas fueron a Sachidevi con serias quejas: «Por favor, escucha, respetable madre, de las faltas de tu hijo. Él roba nuestras ropas y usa un horrible lenguaje insultante con nosotras. Cuando tratamos de corregir Su forma de expresarse, empieza a pelear y nos salpica con agua. Para llevar a cabo nuestros ritos religiosos, traemos flores y frutas al Ganga, pero Él desparrama todo y lo arruina. Espera que terminemos nuestras abluciones y luego nos arroja arena. Tu hijo Nimai llega por detrás, a escondidas, y de repente grita fuertemente en nuestros oídos, mortificándonos». Otra dijo: «Nimai escupe un trago de agua directo en mi cara, y arroja esas semillas okada en mi cabello. Estas semillas no pueden sacarse sino con dificultad». Otra se quejó: «Nimai dice que desea casarse conmigo».

«Todos los días se comporta de esta manera, ¿tu hijo cree que es un príncipe?», le preguntaron.

«Todo lo que tu hijo hace es exactamente lo que hizo hace mucho tiempo el hijo de Maharaj Nanda, Krishna Gopal. Hemos escuchado esas historias de Krishna.

Si reportamos todas estas quejas a nuestros padres, ellos seguramente reñirán contigo.

»Debes corregir de inmediato a tu joven hijo; Su conducta ciertamente no es bien aceptada en una población como Nadia».

Con una cara sonriente, la madre de Sri Chaitanya Mahaprabhu abrazó a las niñas y les ofreció palabras reconfortantes a todas ellas.

«Cuando Nimai regrese a casa le pegaré y lo ataré, de manera que nunca vuelva a salir ni tiranice a nadie».

Todas las niñas respetuosamente pusieron el polvo de los pies de Sachidevi sobre sus cabezas y se dirigieron al Ganga para bañarse.

Sin que importara cuánto padecieran las travesuras de Nimai, todos sentían una gran satisfacción en Su presencia.

El Supremo Controlador de todos y de todo, Sri Gauranga, sabía que Sri Misra lo buscaba, en un estado de enojo.

Él Señor Sri Gauransundar continuaba Sus maravillosos juegos en el agua. Entre todos los niños, Él era el más encantador.

Las jóvenes doncellas se compadecían de Nimai y decían: «Escucha, Visvambhar. Tu iracundo padre viene hacia este lugar. ¡Escapa ahora mismo!»

Sri Misra buscaba a Nimai que jugaba entre Sus amigos, mientras que todas las doncellas bráhmanas huían con temor.

Nimai ya le había instruido a Sus amigos que cuando Su padre preguntara acerca de Su paradero, ellos deberían decir: «Su hijo no vino con nosotros para bañarse. Regresó a casa después de clases. Todos lo estamos esperando».

Sri Misra continuaba buscando a Nimai, pero, incapaz de encontrarlo, se detuvo estallando de enojo.

Esos bráhmanas que previamente se habían quejado de Nimai, solo para divertirse, se acercaron ahora con Sri Misra y le dijeron: «Visvambhar corrió hacia Su casa por temor. Te acompañaremos a tu casa, pues tememos que hagas algo que más tarde lamentemos todos.

»Si Nimai comete de nuevo esta clase de travesura, entonces nosotros mismos lo atraparemos y te lo traeremos.

»Todas esas quejas que te dimos en tu casa, acerca de Nimai, fueron simplemente en broma. Realmente, tu buena fortuna no tiene paralelo en los tres mundos.

»Nimai es un niño tan agradable que los miembros de Su familia nunca se verán afectados por el hambre, la sed, la lamentación u otros sufrimientos materiales.

»Tu hijo es el eterno y supremo Señor; ciertamente eres muy afortunado en poder servir a Sus pies de loto.

»Siempre mantendremos memoria de Visvambhar en nuestro corazón, incluso si comete incontables ofensas».

Las personalidades de Nadia eran eternos devotos y asociados de la Suprema Personalidad de Dios, Sri Krishna. Por esta razón, estaban dotados con la inteligencia superior que se requiere para ofrecer un trascendental servicio devocional al Señor.

De ese modo, el Señor Supremo llevó a cabo diversos Pasatiempos trascendentales con Sus íntimos sirvientes, en Nadia; una persona mundana no puede entender esas actividades del Señor.

Sri Misra dijo: «Nimai también es hijo de todos ustedes. No deben sentirse ofendidos por Sus actos».

Sri Misra abrazó afectuosamente a todos y regresó a su casa sintiéndose muy satisfecho.

La Suprema Personalidad de Dios, el Señor Visvambhar, se había ido a casa por otro camino. Brillando con gran resplandor como la luna, Él llevaba hermosos libros en Sus manos.

Los manchones de tinta de escribir en diferentes partes del cuerpo de Nimai parecían como decoraciones sobre Su tez dorada. Se miraba como si una dorada flor champaka con un dulce aroma hubiera atraído a un enjambre de abejorros negros.

El Señor Nimai gritó: «Madre, dame aceite, quiero ir a bañarme».

El corazón de madre Sachi se alegró. No pudo detectar ningún signo de que Nimai se había bañado.

Dándole el aceite a Nimai, Sachidevi pensaba: «¿Qué dijeron los bráhmanas y las jóvenes doncellas acerca de Nimai?»

»Su cuerpo entero está moteado con manchas de tinta. Él tiene las mismas ropas que usó en la escuela».

Jagannath Misra llegó a casa en ese momento y Visvambhar saltó sobre sus piernas.

Sri Misra perdió toda percepción externa y mundana con el amoroso abrazo del Señor; él bullía de felicidad al ver a su hijo.

Sri Misra vio que Nimai estaba cubierto de polvo y no había señas de que se hubiera bañado; Sri Misra se quedó realmente asombrado.

Sri Misra dijo: «Visvambhar, ¿qué clase de niño inteligente eres? ¿No le permites a las personas bañarse tranquilamente?

»¿Por qué robas y perturbas los arreglos que la gente hace para adorar al Señor Visnu? Tú sabes quién es el Señor Visnu, por lo tanto, ¿por qué actúas de este modo sin temor alguno?

Nimai contestó: «Hoy, todavía no he ido a bañarme. Todos mis amigos se me han adelantado.

»Todas estas personas se comportan injustamente conmigo. Aunque no he estado cerca de ellas, falsamente me acusan de ser culpable.

»Si continúan buscándome defectos y me acusan en falso, entonces deveras voy a portarme mal y les voy a crear problemas».

El Señor sonrió y se fue hacia el Ganga donde se reunió de nuevo con todos Sus amigos.

Los amigos de Nimai lo abrazaron y se rieron festivamente cuando escucharon Su ocurrente historia. Todos lo alabaron diciendo: «Eres muy listo, Nimai. Te salvaste hoy de una buena tunda».

Nimai una vez más se absorbió en jugar en el agua con Sus amigos, mientras que en la casa, Sachimata y Sri Misra consideraban seriamente ciertos puntos.

Todas las quejas que fueron presentadas en contra de Nimai ciertamente no eran mentiras, con todo, no había indicios de que Nimai se hubiera bañado.

Todo estaba como debía estar. Su cuerpo estaba cubierto de polvo, estaba vestido con las mismas ropas, que estaban secas. Su pelo también estaba seco y Él tenía Sus libros.

«Yo creo que nuestro Visvambhar no es una persona ordinaria», dijo Sri Misra.   «Tal vez la Suprema Personalidad de Dios, Krishna, mediante Su potencia interna, ha aparecido en nuestra casa como nuestro hijo.

»O tal vez Nimai es una gran personalidad santa. Me siento perdido para saberlo». Sri Misra, el bráhmana que es como una joya, reflexionó seriamente sobre el asunto.

Sri Jagannath Misra y Sachimata se sentían tan felices al ver a su hijo que todas sus cavilaciones se desvanecían. Sus corazones se llenaban con tierno afecto por Nimai y ninguna otra cosa les importaba.

Ambos sentían intensamente la ausencia de su hijo; las dos horas de estudio de Nimai en la escuela, les parecían como dos yugas a Sus padres.

Si los Vedas tuvieran que describir la gran fortuna de Sachimata y Sri Misra, en una innumerable variedad de formas y con incontables bocas, esa fortuna permanecería inconcebible.

Ofrezco innumerables reverencias a los pies de loto de Sachimata y Sri Misra, quienes tuvieron como su hijo al Señor y Controlador Supremo de la ilimitada manifestación cósmica.

El Señor de Vaikuntha, el Señor Visvambhar, realizó innumerables Pasatiempos de una atractiva manera. Nadie puede llegar a comprender completamente la verdad acerca de todas estas actividades trascendentales debido a la influencia de la energía espiritual del Señor Supremo.

Yo, Vrindavan Das, ofrezco esta humilde canto a los pies de loto de Sri Krishna Chaitanya y de Sri Nityananda Chandra Prabhu, quienes son mi vida y alma.

 

Traducción al español

Sri Chaitanya Saraswati Sridhar Govinda Sevashram de México, A. R. (Jai Balai Das)

CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 7

 

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