Śrī Guru y Su Gracia

Śrī Guru y Su Gracia

Un ensayo de

Śrīla Bhakti Rakṣak Śrīdhar Dev-Goswāmī Mahārāj

publicado originalmente en 1934.

         Errar es humano. No siendo perfectos, inevitablemente erramos. Sin embargo, nadie desea permanecer imperfecto. En el interior de todo lo animado existe un elemento que tiende hacia la perfección. Si no fuera así, no sentiríamos necesidad alguna. Indudablemente, nuestra tendencia hacia la perfección es muy débil y limitada, de otro modo, alcanzaríamos la meta al instante. Nuestra limitada capacidad y tendencia hacia la perfección abre el camino para el guía o Guru.

         El imperfecto no lo sería si no se encontrara necesitado de ayuda —una ayuda proveniente también de más allá de él mismo—. El perfecto no sería perfecto si no pudiera valerse por Sí Mismo o si no ayudara a otros —y eso también— por Su propia voluntad. Por lo tanto, la tarea de guiarnos hacia la perfección o la Verdad Absoluta es necesariamente una función del Absoluto Mismo, y el agente divino a través de quien se manifiesta esta función es Śrī Guru, el guía divino.

         Para un buscador de la Verdad Absoluta, es ineludible la sumisión al Guru. Sin embargo, una clase de pensadores cree que si la investigación científica es factible, ¿por qué no también podría el conocimiento espiritual superior evolucionar desde dentro? Tales personas son ignorantes de la naturaleza más esencial del conocimiento absoluto: Él es el único Sujeto Absoluto y todo lo demás —incluyéndonos a nosotros mismos— solo somos constitucionalmente un objeto de Su visión omnisciente. Para el ojo resulta imposible percibir la mente; podrá tener un contacto con la mente solo cuando ella guste hacerlo. De manera similar, nuestra aproximación al conocimiento absoluto depende principalmente de Su dulce voluntad. Debemos depender exclusivamente de Su agente, el Maestro Espiritual, por medio del cual Él gusta distribuirse.

         Nuestra sociedad humana con sus formas más refinadas de cultura no es sino una parte infinitesimal de la dinámica absoluta. Aparte del método directo y positivo de la revelación, ¿cómo nos atrevemos a esperar comprender o desarrollar una concepción del conocimiento sobrenatural del infinito no condicionado? Todos los gigantes intelectuales han demostrado que no son más que pigmeos ante la omnisciente omnipotencia absoluta, quien se reserva el derecho de darse a Sí Mismo únicamente a través de Sus propios agentes.

         Sin embargo, con lo mejor de nuestro conocimiento y sinceridad, debemos cuidarnos de no entregarnos a un falso agente. Por supuesto, en este punto no podemos ayudarnos mucho, debido a que en nuestra presente condición somos guiados principalmente por nuestra previa naturaleza adquirida o saṁskāra. «Aves del mismo plumaje vuelan juntas». Con todo, aunque generalmente somos vencidos por el hábito, existe todavía la posibilidad de una libre elección hasta cierto punto, en especial dentro de las especies humanas; de lo contrario, la rectificación sería imposible, y el castigo, una simple venganza. La Realidad puede valerse por sí misma. La luz no requiere de la oscuridad como prueba positiva de su existencia. El Sol por sí mismo puede establecer su supremacía por encima de toda otra luminaria. Ante una mirada franca e imparcial, el Sad-Guru (el guía verdadero) brilla por encima de todos los profesores de la fenomenología.

         Śrī Guru se manifiesta principalmente de dos maneras: en lo interno como el director y externamente como el preceptor. Ambas funciones del Absoluto ayudan a un alma individual, un discípulo, a alcanzar la meta absoluta. En nuestra caída condición no podemos captar la correcta instrucción del guía interno, de manera que la misericordiosa manifestación del preceptor externo es nuestra única ayuda y esperanza. Al mismo tiempo, solo mediante la gracia del Guru interno podremos reconocer al auténtico preceptor externo y entregarnos a sus sagrados pies.

         Un discípulo genuino permanece siempre plenamente despierto al hecho de que su máxima fortuna espiritual es una dádiva misericordiosa del Señor Absoluto y no un asunto de derecho que          él deba exigir o por el que tenga que luchar. Constitucionalmente estamos provistos solo para ser recipientes apropiados del favor de Dios. A este respecto, debe entenderse claramente que un alma individual nunca será sustancialmente igual a la Persona Absoluta. Ni siquiera en su condición liberada o plenamente realizada puede un alma individual ser una con Dios. El concepto erróneo de unidad ha sido introducido a partir de un indolente discernimiento que no distingue y no señala la diferencia entre la Personalidad Absoluta y la esfera luminosa alrededor de Su eterna y bienaventurada morada espiritual. En realidad, un alma individual es solo una porción de una particular potencia —de valor intermedio— del Señor Supremo, y como tal es capaz de adaptarse a un lado o a otro*. Ella se diferencia con respecto a la Entidad Absoluta tanto en cantidad como en calidad, y simplemente es una entidad dependiente del Absoluto. En otras palabras, Krisna, el Señor Absoluto, es el Amo, y lajīva-alma individual es Su subordinado o sirviente constitucional. Tal relación es constante y realmente sana para la jīva. A causa de su libre elección y la inmensa ganancia positiva, en ella no surge la aprensión a la esclavitud. La libertad y la individualidad de la jīva no únicamente permanecen intactas cuando ella se entrega al Bien Absoluto, sino que en realidad solo prosperan en relación con Él. La libertad y el interés individual son parte integrada de aquellos quienes son del Absoluto, de manera que ellos se sienten totalmente en casa, como un pez en el agua o como un animal en un ambiente saludable. Pero la libertad así como también todas las demás cualidades de la Personalidad Suprema son ilimitadas y trascendentales y así solo por sus funciones parciales armonizan todas las entidades relativas.

         Śrī Guru no es exclusivamente igual al Señor Supremo Mismo, pero representa en plenitud la esencia de toda Su potencia normal, personifica el más completo y excelente servicio a Él, así como Su favor. Puesto que es el más apto servidor del Señor, ha sido apoderado por Él para restablecer el interés superior en todas las almas descarriadas. Así pues, el Guru es el mensajero divino de la esperanza y la felicidad inmortal en este mundo miserable y mortal. Su advenimiento es el evento más auspicioso y feliz para los espíritus que sufren, y puede compararse con la aparición del lucero del alba que guía al viajero perdido en el desierto. El roce gentil de la misericordiosa mano de Śrī Guru puede enjugar las incesantes lágrimas de todos los ojos que lloran. Un patriota o un filántropo, en su desesperado y vano intento por aliviar el dolor profundamente arraigado en el alma que sufre, solo empeora el problema, al igual que un doctor ignorante al tratar ansiosamente de curar a su infortunado paciente. ¡Oh, cuándo llegará ese día en que esta pobre alma logre entender la misericordia sin causa de Śrī Gurudev!

* N. del E. El alma será atraída a servir el plano superior (espiritual) o a explotar el plano inferior (material).

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