Sri Chaitanya-bhagavata. Adi-kanda. Capítulo cuatro.

Sri Chaitanya-bhagavata. Adi-kanda. Capítulo cuatro.

śrī-caitanya-bhāgavata grantha śuddha-bhakti-mata
kahe sadāśrī-bhaktivinoda
nirantara pāṭha-phale kubuddhi yāibe ca’le
kṛṣṇa-preme labhibe pramoda

Śrī Bhaktivinoda siempre dice que el Śrī Caitanya-bhāgavata
describe el proceso del servicio devocional puro. Por estudiar este libro de forma constante, la mentalidad pecaminosa es destruida y se obtiene el jubilo del amor extatico por Krishna.

Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati

***

Todas las glorias a Sri Guru y Sri Gauranga

 Sri Chaitanya-bhagavata

de Srila Vrindavan Das Thakur

 

Sri Sri Guru Gaura Nityananda (Ekachakra Dham)

Adi-kanda
Capítulo  cuatro

La ceremonia de concesión del Nombre, los Pasatiempos infantiles y el rapto.

¡Todas las glorias, todas las glorias al Señor Chaitanya, quien tiene ojos de loto y cuya cara es como la luna!

Oh, Señor, misericordiosamente, mírame, de manera que mi ilusión pueda desvanecerse y que yo pueda servirte y adorarte, día y noche.

La maravillosa Aparición del Señor incrementó la felicidad de todos en la casa de Sachidevi. Los corazones de ambos, Sri Jagannath Misra y Srimati Sachidevi, emanaban olas de gozo al mirar el hermoso rostro del Señor.

Sri Visvarup tomaba a Su hermano en Sus brazos, y sonreía con regocijo al Señor Supremo, la morada de todas las alegrías trascendentales.

Amigos y parientes no se iban y todo el tiempo rodeaban afectuosamente al Señor.

Algunos cantaban mantras de encantamiento en la habitación del Señor, para que fuera protegido. Fueron cantados el Visnu-raksa-mantra, que invoca la protección del Señor Visnu, y el Devi-mantra, que invoca la protección de Durga Devi, mientras algunas personas circunvalaban la casa.

Cuando el Señor lloraba, derramando lágrimas de Sus ojos de loto, solo el sonido del Santo Nombre de Krisna lo tranquilizaría.

Finalmente, todos entendieron el mensaje secreto y, cuandoquiera que el Señor lloraba, ellos cantaban de inmediato el nombre del Señor Hari.

Los semidioses se encontraban en un humor jovial y decidieron jugarles algunas bromas a las personas que siempre rodeaban a Nimai.

Un semidiós con un cuerpo sutil se movió calladamente alrededor de la casa, imperceptible para los ojos humanos. Cuando la gente vio la figura sombría pasar deslizándose, exclamó: «¡Allí va un ladrón!»

Aterrados, algunos de ellos cantaron: «¡Nrisimha! ¡Nrisimha!», mientras que otros murmuraron el Aparajita-stotra (las oraciones a Parvati Devi, la esposa del Señor Shiva) pidiendo protección.

Mientras varias personas rodeaban la casa cantando todos los diversos mantras y oraciones, una gran alboroto se escuchó desde dentro de la casa de Srimati Sachidevi.

Los semidioses se habían reunido para ver al Señor, pero la gente que se encontraba afuera pensó que los ladrones habían entrado.

Algunos gritaron: «¡Agarren al ladrón! ¡Ladrón!», mientras otros continuamente cantaban: «¡Nrisimha! ¡Nrisimha!»

Un sacerdote bráhmana dotado de poderes para exorcisar fantasmas, amenazó a los invisibles semidioses: «Hoy tuvieron suerte de escapar, pero hubiera sido mejor que conocieran el tremendo poder del Señor Nrisimhadev».

Inadvertidos para todos, los semidioses reían para sí mismos. De ese modo, pasó un mes.

Después de completar un mes de confinamiento (el período de contaminación tras el parto), Srimati Sachidevi fue a bañarse en el Ganga, junto con otras damas.

En medio de cantos y un gozoso clamor, Sachidevi se bañó en el Ganga. Ella adoró a Ganga Devi y luego a una diosa de la aldea, llamada Sasthi.

Después de adorar a diversos semidioses de conformidad con los rituales apropiados, Sachidevi regresó junto con las satisfechas damas.

Conforme con la costumbre social, Sachidevi les ofreció a todas las damas: arroz con cáscara tostado, plátanos, aceite, polvo bermellón, nueces y hojas de betel.

A su vez, las damas bendijeron al niño y le ofrecieron respetos a Sachidevi antes de regresar a sus respectivas casas.

De esta manera, el Señor Supremo, Chaitanya, llevó a cabo Sus Pasatiempos infantiles. Sin la misericordia del Señor, estos Pasatiempos son incomprensibles.

El Señor lloraba frecuentemente, como un niño. Sin embargo, Su verdadera intención era inducir a todos a cantar el Santo Nombre del Señor.

Las damas tratarían de una u otra manera de tranquilizarlo, pero el Señor incluso lloraría más.

No obstante, tan pronto como las damas cantaban: «¡Hari! ¡Hari!», una brillante sonrisa se dibujaría en la exquisita cara como de luna del Señor.

Una vez que se descubrió que el canto complacía y aplacaba al Señor, todos se reunirían en Su cuarto y repetirían siempre el nombre del Señor Hari mientras palmoteaban con sus manos.

Por lo tanto, todos participaban felizmente en el canto congregacional y la casa de Sachidevi resonaba continuamente con el nombre trascendental del Señor.

Desconocido por todos, los Pasatiempos infantiles del Señor Chaitanya en la casa de Sri Jagannath Misra eran una exacta réplica de los Pasatiempos infantiles de Krisna Gopal.

Cuando nadie estaba presente en el cuarto, Él intencionalmente desparramaba las cosas por los alrededores, después de derramar leche, mantequilla o aceite en el piso.

Advirtiendo que madre Sachidevi se acercaba, Él rápidamente se acostaba y empezaba a llorar.

Sachimata lo tranquilizaría por repetir el nombre del Señor Hari hasta que ella se daba cuenta de las diversas sustancias regadas por todo el piso.

«¿Quién ha regado el arroz, el trigo y el dahl? ¿Por qué están rotas estas ollas de requesón y leche, y tiradas en el suelo?»

Nadie podía entender quién había hecho eso. En la casa solo estaba el bebé de cuatro meses.

La curiosidad atraía a todos a ese cuarto, pero no encontraban rastro del culpable.

Algunos suponían: «Un demonio o una fantasma debió haber venido, pero debido al efecto de los mantras no le hicieron daño al bebé. Enojados por no haber podido hacerle nada al niño, arrojaron todo alrededor y escaparon».

Este incidente dejaba bastante perplejo a Sri Jagannath Misra, pero pensando que se trataba de una intrusión providencial, no hacía comentarios.

A pesar del gran daño, ambos, Sri Jagannath Misra y Sachidevi veían aliviadas sus aflicciones solo por mirar la cara del niño.

Días pasaron envueltos en el misterio hasta que llegó el día de la ceremonia de la concesión del nombre.

Se reunieron Sri Nilambar Chakravarti y los otros eruditos.

Damas castas y respetables asistieron a la ceremonia con hermosos saris, quienes lucían tan frescas y brillantes como Laksmi Devi, la diosa de la Fortuna.

Todos discutían acerca de cuál sería el nombre que debería tener el niño. Algunas damas sugirieron un nombre, mientras que otras sugirieron otro.

«Este niño no tendrá un hermano o hermana más joven, por lo tanto, siendo el último hijo de la familia debería ser llamado Nimai», dijeron algunas damas.

Después de considerar todos los puntos, los eruditos dijeron que había un nombre de lo más apropiado para el niño.

«Tan pronto como Él nació, terminó el hambre en la Tierra y los campesionos fueron bendecidos con lluvias largamente esperadas.

»Las condiciones felices y saludables regresaron a la Tierra con Su nacimiento. Esto es similar a la antigua historia del Señor Narayan, quien protege y sostiene el universo durante la devastación».

»Por consiguiente, Su nombre debe ser Visvambhar, el sustentador del mundo. Esto está confirmado en Su horóscopo, pues Él es el líder más excelso de Su familia.

El nombre Nimai que las respetables damas han sugerido, será Su segundo nombre».

El nombre fue concedido en un momento propicio, cuando todas las indicaciones planetarias fueron apropiadas, y en medio de lecturas del Bhagavad-gita, el Srimad Bhagavatam y los Vedas, realizadas por bráhmanas.

Semidioses y humanos se reunieron en esta ocasión y ofrecieron sus bendiciones. Ellos cantaron los completamente propicios Santos Nombres del Señor Hari mientras se hacían sonar caracolas y se hacían tintinear campanitas.

Arroz, arroz con cáscara, libros, arroz con cáscara tostado, monedas, oro y plata fueron colocados para que el niño los tomara, para probar su tendencia.

Sri Jagannath Misra animó a su hijo: «Mi querido Visvambhar, toma lo que Tu corazón desee».

El hijo de Sachidevi, el Señor Supremo, ignorando todos los artículos tomó el Srimad Bhagavatam y lo abrazó fuertemente.

Las damas glorificaron en voz alta al Señor. Todos estaban impresionados y dijeron: «Indudablemente, Él será un gran erudito».

Algunos comentaron que el niño llegaría a ser un excelso devoto Vaisnava, con la extraordinaria capacidad para captar rápidamente los significados más profundos de las Escrituras.

Quienquiera que vio la encantadora sonrisa del Señor Visvambhar, quedó bañado por torrentes de dicha.

Una vez que las damas ponían en su regazo al Señor, no lo dejaban: a este niño, el Señor Supremo, quien es inalcanzable incluso para los más grandes de los semidioses.

Cuandoquiera que el Señor empezaba a llorar, las damas aplaudirían con sus manos y cantarían el nombre del Señor Hari.

Escuchando el canto, el Señor se mecería dichosamente como si bailara en el regazo de ellas. Esto encantaba más a las damas, quienes a su vez incrementaban su canto.

El Señor Supremo, por Su deseo, hizo que todos cantaran constantemente el nombre del Señor, bajo cualquier pretexto aprovechable.

Los Vedas, el Srimad Bhagavatam y otras Escrituras concluyen que ningún proyecto logra el éxito sin el deseo del Señor Supremo.

El hijo de Sachidevi, el Señor Supremo, Sri Chaitanya, crecía día con día, y motivaba a todos a cantar Su propio Santo Nombre.

Cuando el Señor empezó a gatear sobre Sus rodillas, Él lucía más encantador. Era de lo más agradable oír el tintinear de las pequeñas campanitas que llevaba en Sus tobillos.

El Señor se desplazaba sin temor por todas partes, agarrando todo lo que veía: fuego, serpientes, cualquier cosa.

Un día, una serpiente se arrastraba por el patio y el Señor la agarró, simplemente para realizar otro Pasatiempo.

El Señor se acostó encima de ella, entre las espirales de la serpiente.

Cuando los residentes de la casa vieron eso, gritaron alarmados, pero el Señor tranquilamente sonrió y permaneció sobre la serpiente luciendo muy relajado.

La gente gritaba: «¡Garuda! ¡Garuda!», mientras los padres de Nimai aguardaban con ansiedad.

La serpiente, quien realmente era el Señor Ananta Sesa, empezó a arrastrarse para irse cuando escuchó todos los llantos y vio la conmoción, pero el pequeño Nimai trató de detenerla.

Las damas corrieron y tomaron a Nimai entre sus brazos, y cada una de ellas lo bendijo para que tuviera una larga vida.

Algunos parientes le ataron un talismán a Nimai, para protegerlo, mientras que otros cantaron mantras benéficos y otros derramaron agua del Ganga sobre diversas partes de Su cuerpo.

Algunos sintieron que el niño había recibido una nueva vida, mientras que otros realizaron que la serpiente era realmente Ananta Sesa.

El Supremo Señor Chaitanya, quien es radiante como la luna, repetidamente trató de hacer volver a la serpiente, pero todos lo detuvieron.

Estos Pasatiempos no son revelados ni siquiera en los Vedas, y quienquiera que los escuche se libera de la mordedura de la serpiente de la ilusión material.

El Señor Chaitanya, el placer de Sachidevi, pronto dio los primeros pasos por la casa.

La extraordinaria belleza del Señor Chaitanya eclipsa la belleza de millones de cupidos; incluso la luna radiante anhela contemplar la belleza del Señor.

Rizos decoran Su cabeza exquisitamente formada, y con ojos en forma de lotos, luce como Gopal Krisna.

Sus largos brazos llegan hasta Sus rodillas. Él posee un amplio pecho y labios de un color rosa rojizo. Todos Sus miembros están hermosamente formados.

Su dorada tez como la de un sol naciente, es siempre atractiva, y Sus dedos, manos y pies son como florecientes lotos.

Sin embargo, la piel rojiza de las palmas de Sus manos y plantas de Sus pies, a veces le producía ansiedad a Sachimata; cuando el niño corría, ella erróneamente pensaba que veía hondas heridas rojas.

Sachidevi y Sri Jagannath Misra siempre se encontraban llenos de asombro ante la belleza del Señor. Aunque ellos estaban necesitados, su hijo era una fuente de inagotable alegría para ellos.

Juntos, por aparte, ellos murmuraban uno al otro: «Me pregunto qué gran personalidad ha venido como nuestro hijo».

»Una personalidad excelsa y distinguida ha nacido en nuestro hogar; tal vez esto pondrá fin a todas nuestras miserias materiales.

»Nunca supe de algún otro niño con semejante comportamiento maravilloso como nuestro hijo. El sonríe y baila entusiastamente sin parar cuando escucha el canto del nombre del Señor Hari.

»Cuando llora ninguna cantidad de consuelo lo calma, pero cuando escucha el canto del nombre del Señor Hari, inmediatamente para de llorar y escucha».

Desde temprano en la mañana, las damas rodeaban al Señor y cantaban en voz alta el nombre del Señor Hari. Ellas palmoteaban sus manos con ritmo y el Señor bailaba con regocijo.

El Señor rodaría jugetonamente por el polvo, y luego, riendo, saltaría al regazo de Su madre.

A veces, el Señor bailaba, moviendo Su cuerpo de tal manera que nadie podía contener las risas.

Sin embargo, nadie podía entender cómo el Señor, con Sus aventuras, motivaba a todos a cantar el Santo Nombre.

El Señor eran tan vivaracho e inquieto, entrando y saliendo de la casa, que nadie podía atraparlo.

Aventurándose, Nimai quería derrochar todo lo que veía: arroz tostado, plátanos o sandesh [bolitas dulces de requesón].

El Señor eran tan extremadamente atractivo que los extraños le daban todo lo que pedía.

Los extraños le daban sandesh y plátanos, y complacido con Sus regalos se precipitaba hacia la casa.

Luego, distribuía las cosas entre las damas, quienes acostumbraban cantar para Él el nombre del Señor Hari.

Incontenible, el Señor vagaba libremente dentro y fuera de la casa, en la mañana, mediodía, tarde o noche.

Diariamente, iba a las casas de los amigos vecinos y traviesamente les robaba.

En algunas casas se bebió toda la leche, y en otras, se comió todo el arroz.           Dondequiera que no encontraba nada que comer, se satisfacía por romper todas las ollas de barro.

Si encontraba un niñito en alguna casa, lo haría llorar y cuando Él era observado, huiría.

Sin embargo, si por casualidad alguien lo atrapaba, Nimai agarraba los pies de la persona y suplicaba.

«¡Por favor, permíteme irme por esta última vez! Nunca volveré a regresar de nuevo. Ya nunca más robaré. Por favor, sé misericordioso».

Atónito por la aguda inteligencia del muchachito, nadie podía estar enojado con Él. Finalmente, todos eran afectuosos con Él.

Solo verlo cautivaba naturalmente a la gente, y todos los padres lo amaban más que lo que amaban a sus propios hijos.

El Señor de Vaikuntha, el Señor Chaitanya, pasaba Su niñez de esta manera, yendo de arriba para abajo y siendo travieso.

Un día, unos ladrones vieron al Señor que caminaba solo en la calle. Al ver Sus finos ornamentos, ellos conspiraron para robarlos.

Uno de los ladrones tomó a Nimai diciendo: «¡Oh, querido! ¡Oh, querido!», mientras que el otro se le juntó, diciendo: «¿Dónde estuviste por tanto tiempo?»

«Ven rápido a casa, querido», dijeron los ladrones. El Señor sonrió y contestó: «Sí, vamos a casa».

Afanosamente, los dos ladrones se fueron corriendo, con el Señor en sus brazos, mientras que los que miraban en la calle ignorantemente pensaban que se trataba de unos correctos guardianes que llevaban su propio hijo.

Una conglomeración de miles de personas se encontraba en las calles, por lo tanto, ¿quién podía conocerlos a todos? Mientras tanto, los ladrones se sintieron felices al ver los valiosos ornamentos del niño.

Atrapados por la codicia, los ladrones imaginaban sus grandes riquezas, pensando que ahora seguramente robarían los brazaletes dorados.

Ellos lo llevaron sobre sus hombros hacia su escondite mientras el Señor montado en ellos reía para Sí Mismo.

Un ladrón puso una sandesh en la mano del Señor, mientras el otro, de una manera reconfortante, dijo: «Casi hemos llegado a casa».

Los ladrones raptaron al Señor, y habían huído lejos cuando los parientes del Señor se dieron cuenta que Nimai estaba perdido y empezaron a buscarlo.

«¡Visvambhar! ¡Ven a casa! ¡Nimai! ¿Dónde estás?», gritaban. Todos se desesperaron e inquietaron como un pez fuera del agua.

Afligidos, recordaron al Señor Govinda, mientras lejos de allí, los ladrones llevaban a Nimai hacia su escondite.

Confundidos por maya, la potencia ilusoria del Señor Supremo, los ladrones perdieron el camino hacia su guarida y, en vez de eso, llegaron a la residencia de Sri Jagannath Misra.

Los confundidos ladrones pensaron que estaban en su propia casa, asi que se afanaron en tratar de quitarle los ornamentos al Señor.

«Bajémoslo ahora, estamos en casa», dijeron los ladrones, y el Señor contestó: «Sí, bájenme».

Dentro de la casa de Sri Jagannath Misra todos estaban sentados alrededor, con sus cabezas entre las manos en completa desesperación.

Los ladrones, engañados, bajaron de sus hombros al Señor, pensando que la casa era la suya.

Tan pronto como Nimai estuvo en el suelo, corrió directamente hacia su padre. Un regocijado griterío estremeció la casa cuando los parientes cantaron en voz alta: «¡Hari! ¡Hari!»

Una comprensible transformación estremeció a las personas como si la vida hubiera regresado a sus cuerpos.

Los ladrones se dieron cuenta de que la casa no era la suya, pero ellos no reconocieron donde se encontraban.

Aprovechando la commoción, los temerosos ladrones abandonaron sigilosamente el lugar sin que nadie lo notara.

Ellos reflexionaron sobre el extraño y maravilloso incidente, y pensaron: «¿Quién nos está engañando?»

«Ciertamente hoy nos salvó Chandi Devi, la Diosa Durga», dijeron después de que recobraron la calma. Luego, se abrazaron el uno al otro.

Los ladrones, realmente, consiguieron una inconmensurable piedad y buena fortuna pues llevaron sobre sus hombros a la Suprema Personalidad de Dios.

En la casa de Sri Jagannath Misra, los parientes, felices, preguntaron: «¿Quién trajo al niño de vuelta? Debemos ofrecerle a esa persona unos buenos regalos y colocar un turbante de seda sobre su cabeza».

Otro dijo: «Ví a dos personas con el niño, lo dejaron y se fueron, pero no sé qué rumbo tomaron».

Todos estaban sorprendidos que no se hubieran quedado para recibir las gracias esas personas que habían traído al niño.

Ellos se dirigieron a Nimai y le preguntaron: «Querido niño nuestro, dinos quién te trajo de regreso. Estamos desconcertados».

El Señor contestó: «Fui a la ribera del Ganga, pero no supe regresar a casa y anduve por el pueblo. Dos personas me tomaron en sus brazos y me trajeron a casa».

Escuchando el relato, todos dijeron: «Las palabras de las Escrituras nunca están equivocadas: la mano invisible de Krisna siempre protege a los niños, a las personas ancianas y a los desvalidos».

De esa manera, alucinados por la energía ilusoria del Señor, maya, los parientes hicieron toda clase de suposiciones.

De este modo, el Señor Supremo llevó a cabo Sus maravillosos Pasatiempos; nadie puede entenderlos sin la misericordia directa del Señor.

Quienquiera que escuche estas narraciones, las cuales incluso en los Vedas constituyen un misterio, conseguirá fácilmente una devoción, continua y firme, hacia los pies de loto del Señor Chaitanya.

Yo, Vrindavan Das, ofrezco mi humilde canto a los pies de loto de Sri Krisna Chaitanya y de Sri Nityananda Prabhu, quienes son mi vida y alma.

 

Traducción al español

Sri Chaitanya Saraswati Sridhar Govinda Sevashram de México, A. R. (Jai Balai Das)

CAPÍTULO TRES 

CAPÍTULO CINCO

 

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